OPTIMIZACION DEL DISEÑO EN ESPACIOS MINIMOS 2

Siempre que llega al estudio un encargo que supone la INTERVENCION sobre ESPACIOS MINIMOS o a priori pequeños, nos invade una sensación de placer y nos propone un apasionante desafío.

Un odontólogo que cuenta con un espacio propio para desarrollar su tarea, entiende tácitamente que debe aprovechar aquel lugar al máximo y si requiere de nuestra participación profesional, espera y exige que el resultado sea satisfactorio.

Siempre digo que diseñar un consultorio odontológico pequeño requiere de la pericia técnica, funcional, ergonómica y estética, como cuando a un diseñador se le encarga la solución de  un camarote de tren o el equipamiento de un barco o una 1ra clase de un avión.

Para ejemplificar esta encomienda presento el llamado caso de estudio Dr. M.

Este es el caso de un espacio de los denominados MONOAMBIENTES, que nos fue entregado como planta libre (sin tabiques divisorios) y se no propuso dentro de las necesidades del odontólogo, el armado de 2 consultorios, recepción y espera.

El primer pantallazo no llevo a pensar en “ganar”  el balcón como espacio cubierto, para optimizar las superficies de los consultorios y hacer que cubran las medidas mínimas reglamentarias.

Una sala de esterilizado como pivote entre los consultorios fue otro de los puntos sobresalientes del proyecto.

La posibilidad de generar una circulación interna que vincule asistente, secretaria, y odontólogo, debía ser condición sinequanom para favorecer el flujo de comunicación entre los profesionales

El resultado del proceso originó el 1er croquis de propuesta y la posibilidad de mejorar el proyecto con la devolución que nos propusiera el odontólogo.

El croquis presentado fue el siguiente: Fig. 2.

Ante el 1er acercamiento y el relato de las ideas volcadas al papel,  observamos con agrado que la propuesta era bien recibida por el profesional, pero a poco de meternos en el esquema surgió el 1er escollo.

Si bien la disposición funcional cubría con la expectativa que se había generado, era notable que la sala de espera se erigía como un espacio oscuro,  pequeño, casi un pasillo ancho ( 1,24 mts) , con pocas posibilidades de torcer ese destino.

Si bien nuestro cliente se mostraba conforme con la propuesta, nos fuimos del consultorio con la mira puesta en resolver ese único punto cuestionable que nos había indicado el Dr. M.

Al despedirnos nos dijo: “fíjense si pueden darle una vuelta al esquema agrandando la sala de espera. Si no es posible, estoy conforme con el resultado obtenido”.

 

A poco de retomar el anteproyecto, y acostumbrados a formularnos preguntas, nos surgió el siguiente interrogante:

¿Cómo agrandar la espera sin dañar la tira de espacios sucesivos ubicados sobre la medianera opuesta?

La solución fue INCLINAR el tabique divisorio entre consultorios y espera produciendo un “abocinamiento”del espacio y generando un mayor ancho del pasillo con la consiguiente ubicación de los puestos de espera.

Finalmente la transformación de un tabique opaco en una pared vidriada, permitió, conservando la intimidad del consultorio, munirle de buena luz natural a la sala de espera.

La propuesta definitiva se muestra en la FIG. 3

En las fotos se observa el ensanchamiento del pasillo que incluye la sala de espera.

En la foto de la derecha y mediante el recurso de incorporar en el piso  una bandad de color gris que copia el contorno del mueble de recepción lleva el interés  hacia la sala espera, y acompaña la circulación del paciente en las 3 estaciones por donde circula: recepción, espera y atención.

El consultorio principal con el balcón ganado como superficie de uso contribuye a funcionalizar y hacer cómodo el trabajo cotidiano del odontólogo.

En definitiva se trata de resolver con el mayor cuidado posible un espacio único, tratando de optimizarlo en todas sus partes, y solucionando la necesidad primera de contener todos los componentes principales que conforman una mini clínica odontológica.


Gustavo Carrón

Arquitecto